jueves, 5 de enero de 2012

EL TEMPLO


Palabra del Señor que recibió Jeremías:
Ponte a la puerta del templo y proclama allí:
Escuchad judíos, la palabra del Señor,
los que entráis por estas puertas a adorar al Señor.
Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel:
Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones,
y habitaré con vosotros en este lugar;
no os hagáis ilusiones con razones falsas, repitiendo:
"el templo del Señor, el templo del Señor,
el templo del Señor".
Si enmendaís vuestra conducta y vuestras acciones,
si juzgáis rectamente los pleitos,
si no explotáis al emigrante, al huérfano y a la viuda,
si no derramáis sangre inocente en este lugar,
si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal,
entonces habitaré con vosotros en este lugar,
en la tierra que di a vuestros padres,
desde antiguo y para siempre.
Os hacéis ilusiones con razones falsas, que no sirven:
¿de modo que robáis, matáis, cometéis adulterio,
juráis en falso, quemáis incienso a Baal,
seguís a dioses extranjeros y desconocidos,
y después entráis a presentaros ante mí
en este templo que lleva mi nombre,
y decís: "Estamos salvados",
para seguir cometiendo tales abominaciones?
¿Creéis que es una cueva de bandidos
este templo que lleva mi nombre?
Atención, que yo lo he visto - oráculo del Señor-.
Andad, id a mi templo de Siló,
al que di mi nombre antaño,
y mirad lo que hice con él,
por la maldad de Israel, mi pueblo.
Pues ahora, por haber cometido tales acciones
-oráculo del Señor-,
porque os hablé sin cesar y no me escuchásteis,
porque os llamé y no me respondisteis,
por eso trataré al templo que lleva mi nombre,
y os tiene confiados,
y al lugar que di a vuestros padres y a vosotros
lo mismo que traté a Siló;
a vosotros os arrojaré de mi presencia,
como arrojé a vuestros hermanos,
la estirpe de Efraín.
Jeremias 7:1-15

martes, 3 de enero de 2012

PECULIAR


Su estilo peculiar y original de actuar logró que, en contacto con Él, cada uno se encontrase consigo mismo y esto llevó a un cambio de vida, que terminó con el envío a una misión. 

jueves, 29 de diciembre de 2011

El profeta es un hombre público


Su deber de transmitir la palabra de Dios lo pone en contacto con los demás.  No puede retirarse a un lugar sosegado de estudio o reflexión, ni reducirse al limitado espacio del templo.  Su lugar es la calle y la plaza pública, el sitio donde la gente se reúne, donde el mensaje es más necesario y la problemática más acuciante.  El profeta se halla en contacto directo con el mundo que lo rodea:  conoce las maquinaciones de los políticos, las intenciones del rey, el descontento de los campesinos pobres, el lujo de los poderosos, la despreocupación de muchos sacerdotes.  Ningún sector le resulta indiferente, porque nada es indiferente para Dios.

Siembre con gozo.


2 de Corintios 9:9 “Cada uno de cómo propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. Así que la necesidad de otros no es la motivación para dar , ni tampoco debemos hacerlo quejándonos, murmurando ni con tristeza , sino con una sonrisa.